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12/16/08

Mi llegada a Moscu


Hoy llegue a Moscú desde el JFK en un vuelo directo que tardo como 9 horas, no estuvo nada mal.  Al llegar al Aeropuerto Internacional de Moscú-Sheremétievo (еждународный Аэропорт Москва-Шереметьево), sentí una gran nostalgia por haber dejado tierras familiares.  Todo me pareció bastante extraño desde el primer momento que pise tierra.  Al llegar los guardias del aeropuerto nos dirigieron hasta los módulos de Migración y los pasajeros tuvimos que formar tres largas filas.  Por cierto que eso de la formación de filas me recuerda mucho a Mexico.  La gente se avienta y unos cortan fila si quieren. 

Después de pasar por Migracion, mi pasaporte fue estampado, recogí mis maletas sin antes llenar un formulario de aduanas, pase por aduanas donde me revisaron el equipaje, y luego me fui al lobby del aeropuerto donde mis ojos empezaron a procesar un mundo raro al que estaba entrando, algo así como Alicia en el País de las Maravillas.  La transición del proceso de revisión hasta salir afuera fue algo así como un shock cultural inmediato.  Algo que yo llamo un Choque Chipotón (para los que no me entiendan, vean el Chavo del 8). 
 El Choque Chipoton empezó con el procesamiento mental del cirílico que mis ojos veían por doquier.  En las pancartas, anuncios, maquinas de productos de bebidas, taxis, anuncios de salidas y llegadas de vuelos en las pantallas del aeropuerto, en las tienditas, en todo!  No solo eso, sino que también los taxistas que se me acercaban me hablaban en un lenguaje totalmente ajeno a mi entendimiento.  No miento, pero me entro una parálisis cultural, el mundo se detuvo y todo, pero todo, sucedió en cámara lenta.  A pesar de haber tomado cursos del idioma ruso, mi mente estaba en blanco.  Me sentía algo así como un bebe de 8 meses sentado en el piso viendo desde su punto de vista al mundo de arriba y viendo a sus papas y demás adultos mover los labios, manoteando las manos y haciendo muecas como cualquier mono de circo!  “Gu, gu! Agu-gu!”.  Al pasar el lapso de “engarrotismus babosus” empecé a reconocer poco a poco algunas palabras escritas en cirílico y luego a interpretar algunas cosas que los taxistas me decían.  Mi respuesta: “Nyet!  Nyet!  Spaciba”. Pero un NO es un NO aquí en Rusia y en China, sin embargo la insistencia es abrumadora.  Sientes algún tipo de persecución y la paciencia tiene sus límites.  Ya varios colegas me habían platicado que el NO ruso es mucho mas insistente que el NO americano y hasta el NO mexicano. 

Por fin llego mi transporte después de 30 minutos y seguía el cortometraje de rarezas, de contrastes y similitudes a comparación de EUA y Mexico.  Edificios viejos, edificios nuevos, arquitectura impresionante, puentes, tráfico, calles grandes, monumentos, largos tramos de edificios habitacionales urbanos, nieve negra, contaminación, comercios chicos, comercios súper grandes, ventanales enormes, etc.

El conductor del vehículo no sabía una palabra de ingles y lo único que logre decirle fue “todo es impresionante”, a lo cual me contesto: “Da, da” luego en ingles, “better than America” con una sonrisa firme.  Mis primeras impresiones al observar todo en un vehículo en movimiento fueron que todo era más parecido a Mexico que a EUA, solo que muy diferente, una mezcla del comercialismo en Latinoamérica y las fachadas Europeas con el toque soviético.  No vi puestos de tacos, ni puestos de ambulantes, pero si pequeñas tiendas sobre las aceras como florerías, panaderías y puestos de revistas.  Llegamos al Hotel Volga y como Alicia en el País de las Maravillas ya había pasado el túnel donde todo lo que iba pasando mientras ella caía al fondo cambiaba de tamaño.  Ahora solo faltaba beber alguna opción para hacerme grande y tomar algunas pastillas de “chiquitilina”. Así es la vida, hay que acoplarse a lo nuevo, todo es una aventura.

Mi depa o piso es grande, esta amueblado y tengo todo lo que necesito.  Vivo el en piso #11 y desde mi balcón puedo ver los edificios a mi alrededor.  Moscú se ve enorme, hileras de edificios, columnas de humo que se ven salir de algunas fabricas, puedo ver dos de las 7 torres construidos por ordenes de Stalin en los años 40 y 50 del siglo pasado y dos señalamientos grandes de las estaciones de Metro más cercanas, la Prospiekt Mira y la Sujarevskaya.  Justo en frente hay una Escuela Pública, algo así como una preparatoria y un restaurante que según me cuentan es frecuentado por los grandes de la Mafia Rusa (bueno, mas en la década de los 90s) y por lo tanto fuera de mi presupuesto.  Pero al otro lado hay otro Restaurant que sirve comida Georgiana muy sabrosa y donde he probado el mejor Khachapuri de la ciudad (en mi humilde opinión), mis platillos favoritos son el Khachapuri Adjaruli y el Shashlik de filete de cordero.
Enfrente hay un supermercado de la cadena Sedmoy Kontinent que tiene todo, ayer compre leche, cereal, fruta y yogurts.  Aun no se si lo que compro es "descremado" en fin, ya mi estomago me lo hará saber. 

En los primeros 3 días, no me ha afectado tanto el jetlag, el primer día que llegue decidí quedarme despierta hasta la media noche y por lo tanto me fui a un bar cercano y tome una ligera caminata hasta el Kremlin.  Pude echarle un vistazo rápido a la Basílica de San Basilio, me pare en la plaza roja (Krasnaya ploshchad) donde ocurrió la Perestroika y me acorde de un famoso comercial de una cadena de zapatos en Mexico que veía por la televisión cuando era niña.  Los modelos del comercial lucían sus zapatos chic en la plaza roja invitando al consumidor a ser parte del movimiento y yo de niña no entendía ni un comino de porque la canción de fondo hablaba de la Perestroika.  De pronto todo tuvo sentido (bueno, excepto los zapatos que para mi gusto no eran de lo mejor).  Me vi en el comercial bailando y pensé que era algo extraño estar en este lugar sin haberlo imaginado.  Después de mi actus brutus restrospectus, decidí caminar por la puerta principal que está cerca de la catedral de Kazán.  Ahí cerca, hay un lugar donde se avienta monedas hacia atrás y es de buena suerte que las recojan las "Babushkas" (abuelitas rusas).  Las chicas se ponen en un cuadro que está marcado por varios símbolos y atrás de ellas hay Babushkas esperando a recoger las monedas.  


Ya he aprendido a navegar el metro, solo que me tardo un poco al leer el cirílico en lo que traduzco de ruso a ingles o de ruso a español (lo cual es mas fácil por la fonética). 


Mis primeros días en Moscú han sido bastante interesantes, fui al mercado de artesanías de Ismaylava con dos colegas del trabajo, hay figurillas en cada puesto, recuerdos de la unión soviética, películas piratas de las más recientes, shaslik recién hecho a las brasas, libros, cuentos, camisetas, posters, ushankas y tantas cosas más.  Por lo visto, es bueno regatear y hay que saber hacerlo, es como un arte.  Ya voy a ir aprendiendo y pienso regresar a la llegada de Mike para llevarlo ahí, venden las famosas muñecas que se llaman "Matrushkas" y otras artesanías típicas de Rusia.

Moscú tiene mucha historia, desde la época de la Reina Catarina hasta Ivan el terrible, y la división del catolicismo a la iglesia ortodoxa.  En fin, tengo largos meses para ir conociendo diferentes cosas en esta impresionante y extraña grande ciudad.



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