Italia es un país de muchas sorpresas y tradiciones, sobre todo en navidad. Sus tradiciones navideñas se asemejan mucho a las tradiciones en México y Latinoamérica debido a la influencia del cristianismo. No solo se asemejan en costumbres, sino que su manera de celebrar en familia es bastante allegado a lo que hacemos las familias mexicanas y latinoamericanas ya que la familia es el centro de su estructura social. Esta navidad tuve la oportunidad de pasar los días festivos en Italia con mi familia y de recorrer varias partes de Italia desde el sur al norte observando algunas diferencias de costumbres.
Ya antes había visitado Italia en temporadas altas de turismo cuando hace un calor bárbaro, pero esta vez fue diferente. Las calles de Roma son más placenteras, hay menos turistas invadiendo los monumentos y se respira el espirito navideño por doquier. De hecho, puedes cruzar las calles sin el temor de ser atropellado. En cualquier Pasticceria se pueden apreciar los diferentes tipos de postres y panes típicos de la temporada y no se puede menospreciar el acompañamiento de tales dulces manjares con el clásico espresso o un cappuccino. Las calles están adornadas con luces y hay árboles de navidad en las plazas principales. La Piazza Navona en particular se transforma en una feria de luces y negocios ambulantes vendiendo todo tipo de artículos navideños, juguetes, pesebres, esferas, pequeñas figurillas de Pinocho y la Befana (Búfana) y puestos de dulces y panes típicos.
Lo que más me gusta de esta temporada son los Presepi, una representación artística del pesebre de Jesús en cada iglesia. El 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción es cuando cada iglesia revela sus pesebres al público. También se pueden apreciar los pesebres en los aparadores de las tiendas y en algunas casas, algunos altamente elaborados y cuidando hasta el último detalle, otros más sencillos y otros bastante creativos. Lo que más llama la atención de los pesebres son la representación cultural de cada región en Italia y el toque artístico de los artesanos que los diseñan, algunos son hechos por artistas de renombre. El pesebre es una viva representación de lo que es la cultura de Italia, mostrando los tipos de alimentos que consumen, la vestimenta, las clases sociales, el estilo de vida y la fe de los italianos además de la arquitectura representativa del país.
El 24 de diciembre, fuimos de compras a un supermercado en el área donde nos hospedamos, mejor conocida como Prati, la cual por cierto recomiendo por su área residencial muy segura y de media clase, lejos de los turistas y precios altos, buenas secciones para ir de compras y comer en buenos restaurantes auténticos además de encontrarse a diez minutos del Vaticano a pie y muy cerca del Castillo San Ángelo. El lugar donde nos hospedamos es un acogedor B&B bajo el manejo de Marina, una chica muy gentil, amable y que provee bastante información para caminar por los alrededores. El Bed and Breakfast Maribell es uno de los mejores que me he hospedado en Roma, muy accesible a todo y bastante exclusivo y privado además de ofrecer un precio genial comparado con los precios altos de la ciudad. Lo recomiendo por su locación y por ser muy acogedor, lo único es que el desayuno no es de los más variado y por lo tanto no creo que se deba llamar B&B. En fin, esa tarde decidimos comprar algunas carnes frías, fruta y otras cosas además de leche y productos para bebé por aquello de no encontrar restaurantes abiertos el 25 de diciembre, ya que cierran todos los negocios. Los supermercados estaban bastante repletos de gente ofreciendo vinos dulces y los panes tradicionales de navidad. Se me hizo bastante curioso caminar por los pasillos de estantes de comida al compas de música navideña estadunidense, pensé que al menos escucharía música navideña tradicional italiana, pero no, los italianos también son víctimas del comercialismo americano. Al regresar al hotel para dejar el mandado que habíamos comprado, Marina estaba preparando una cena de navidad con su hermana y otros amigos, parecía una linda reunión festiva, nosotros por otro lado, nos preparamos para ir a cenar a un restaurant cercano.
Esa noche buena, decidimos disfrutar del “Cenone di Natale” o cena de navidad cerca del hotel donde nos hospedamos. Por cierto, todos los restaurantes que ofrecen cena de navidad requieren de reservación, asi que hablamos ese mismo día en la mañana para reservar espacio. Esa noche nos atendieron muy bien y vimos a bastantes familias italianos con niños cenando juntos. El restaurante tenía velas prendidas y estaba de manteles rojos. La cena tradicional de navidad consiste principalmente en pescado y mariscos, en Roma el platillo tradicional es el Capitoné. En la mayoría de las casas, se sirven varios platillos de mar durante toda la noche ya que los italianos tienden a ayunar durante el día en preparación para la cena. En el norte de Italia, se come carne roja, como el puerco y variedad de salchichas y chorizos. Nuestra noche fue corta porque mi hija se enfermo, asi que tuvimos que regresar al hotel, tomamos una siesta y luego caminamos hasta el vaticano para celebrar la misa de noche buena. Al llegar al vaticano, pudimos observar las filas de gente queriendo participar en la misa de noche buena y pudimos apreciar el gran pesebre de navidad en medio de la plaza de San Pedro junto al obelisco egipcio. En la basílica de San Pedro hay otro pesebre de navidad más pequeño pero bastante laborioso. Por cierto, después de la cena, muchas familias italianas van a misa de media noche en sus parroquias (ya que el 98% de los italianos son católicos) y al regresar a casa comen pannetone acompañado con prosecco (vino espumoso parecido a la champaña).
Al otro día en navidad para el desayuno, Marina muy amablemente dejo la mesa puesta con pan tradicional de navidad: Panettone (pan tradicional de Verona), pero este no tenía fruta seca, asi que lo llaman “Pandoro”. El pandoro es un pan alto de huevo esponjado que es rociado con azúcar glas que representa nieve navideña. Literalmente, la palabra pandoro significa “pan de oro” por su color dorado y es horneado con la forma de un árbol de navidad. Si cortas el pandoro de manera horizontal, literalmente estas cortando una estrella de 8 picos. En los tiempos medievales, el pan blanco solamente estaba al alcance de los ricos y de la nobleza, mientras que la gente común comía pan de harina integral o no procesada (en ese entonces no la nobleza no sabía que era mejor la harina integral, creo que por eso se ven muy cachetoncitos en las pinturas sobre oleo que son exhibidas en los museos). Los panes endulzados eran servidos en grandes banquetes para la nobleza en ocasiones especiales y era conocido como pan de oro o pan real. El día de navidad, si sobra pandoro de la noche anterior, las familias lo consumen tostado y luego lo consumen remojado en espresso o cappuccino. Tradicionalmente, en navidad, los niños italianos reciben regalos de Gesu Bambino (el niño Jesús), aunque la mayoría de los bambinos reciben sus regalos el 6 de enero. En la mañana, las familias Italianas prenden su televisor para escuchar el mensaje de navidad papal mientras preparan para el almuerzo un delicioso “tacchino” o pavo y consumen para postre otros panes aparte de pandoro y unas galletas crujientes que se llaman “rococco”( rococó).
Como era esperado, todos los negocios en Roma estaban cerrados ya que es un feriado oficial, asi que nos desplazamos hasta el vaticano para asistir a la misa papal de navidad. Ya en la tarde varios negocios abrieron y pudimos cenar en una cadena de restaurantes que se llama “Pastarito Pizzarito”’. Esta cadena de restaurantes tiene un concepto muy bueno para elaborar pastas al gusto, ya que tú mismo puedes seleccionar tus propios ingredientes, el tipo de pasta, y el estilo al que gustes que la cocinen. Las porciones son bastante buenas y las pizzas también las cocinan según los ingredientes que pidas. Para el gusto de los italianos, la cadena no es de la mejor calidad de la cocina italiana, ya que es más práctico como restaurante de comida rápida, pero siempre tienen clientela.
La mayor parte del tiempo durante estos días festivos (desde navidad hasta el año nuevo), muchos negocios están cerrados, el metro solo funciona hasta el medio día en la navidad, y solo algunos museos abren. Por esa razón, decidimos recorrer las calles de Roma en familia y aprovechar que la ciudad estaba menos saturada por turistas. Es el tiempo ideal para caminar por las calles, pasar por las plazas, degustar de los monumentos y admirar la belleza de la gran ciudad eterna.
El 26 de diciembre, el metro y los trenes regresan a su función normal y nos desplazamos por tren hasta Nápoles. En 2 horas llegamos a esta ciudad tan llena de contrastes, ciudad a la cual muchos detestan y otros adoran. Es una ciudad sucia pero tiene mucho carácter, las fachadas son diferentes, los callejones son de película con tendedores entre edificios por doquier, y tienes que andar con cuidado vigilando tus hombros a cada rato. Aun con su mala fama, Nápoles es una ciudad que a pesar de su apariencia austera, termina siendo encantadora una vez la vas conociendo y aceptando. En diciembre, Nápoles se transforma con luces y exhibe sus presepi con bastante orgullo, ya que es la ciudad de los pesebres, de sus creadores, de artistas que despojan toda su energía creativa para mostrar al mundo como se hace un pesebre. La calle que no debes de dejar de visitar durante esta temporada es Vía San Gregorio Armeno en el centro histórico. Esta calle estrecha está repleta de comercios que se dedican a vender pesebres y todo tipo de figuras en miniatura. Justo en medio de la calle hay una exhibición de pesebres que cambia todos los años y este año se presentaron en el pesebre figuras populares como Barack Obama, el presidente Berlusconi y otras figuras que hicieron noticia en el 2010. En esta calle puedes encontrar todo tipo de creaciones y figuras electrónicas que se mueven, fuentes eléctricas en miniatura, pastores talando madera en moviento, etc. La ciudad de Nápoles es conocida por sus pesebres no solo en Vía San Gregorio Armeno, sino que también de manera muy artística en varias exposiciones en museos y en todas las iglesias. También hacen concursos anuales de pesebres entre los niños y los mejores son exhibidos en estas exposiciones.
Después de Nápoles nos desplazamos a Sorrento y a la Costa de Amalfi para alejarnos del bullicio de las grandes ciudades. En Sorrento los arreglos navideños se veían espectaculares a la par de un panorama bello de sus peñascos y montañas. En medio del centro histórico, en la plaza principal (Piazza Tasso) hay un árbol de navidad enorme que exhiben todos los años y no falta la exhibición de pesebres en aparadores de tiendas y museos. Hasta en la estación de tren había un vagón completo con exposición de pesebres de artistas de la región. Como Sorrento es conocida por su limoncello y sus huertos de naranjas, en sus pesebres no falta este detalle. Ese día nos tocó recorrer las calles del centro histórico mientras celebraban la fiesta del patrón de la ciudad, en una de las calles la gente se preparaba para jugar tómbola en una larga mesa y celebrar con limoncello y dulces. Uno de los mejores lugares para comer gelatto en Sorrento (Gelatteria Primavera) tenía su exhibición anual de presepi, esta vez celebrando a Estados Unidos con figuras populares como Michael Jackson.
El 31 de diciembre recorrimos la ciudad costera de Amalfi. El centro histórico es encantador y sus adornos navideños parecen más de estilo medieval. En la plaza principal la gente se preparaba para la recreación del pesebre de Jesús con un pesebre en vivo. Había personas vestidas de pastores, otros de forrajeros y otros llevaban túnicas como atuendo. En el camino de Amalfi a Sorrento hay una exhibición de una pesebre en miniatura justo al lado de un peñasco, razón por la cual muchos transeúntes que se paran para admirarlo. Los pesebres en esta costa van más a la par con el estilo de vida y el paisaje de esta bella costa, casi todos sus pesebres son representados con pequeños peñascos, montañas, y no podía faltar el mar. En Amalfi tuvimos la oportunidad de probar el rococó famoso gracias al gran recibimiento hospitalario de unos amigos de la ciudad. A mi bebé Sofía le fascinó esta galleta crujiente y le vino muy bien para aliviar la comezón de los nuevos dientes.
En la tarde del 31 de diciembre, regresamos a Sorrento, tomamos el tren (circumvensuviana) hasta Nápoles y de ahí nos trasladamos en tren rápido hasta Florencia. Al llegar a la terminal del tren en Florencia, afuera estaban haciendo los últimos preparativos para un gran concierto de año nuevo con grandes pantallas y muchas luces. La Piazza de Santa María Novella estaba adornada con muchas luces y aunque todo se veía espectacular y teníamos la intención de ver la muestra de fuegos artificiales y pirotecnias que se hace cada año en el puente viejo sobre el rio Arno, decidimos pasar la noche en casa. Aun asi, disfrutando de pandoro, espresso, vino tinto de la región y carnes frías en casa, pudimos escuchar desde el apartamento los fuegos artificiales justo a la media noche, el quebradero de botellas por las calles, los bullicios de la gente, la música del concierto, y los gritos y una que otra pelea de los borrachos hasta el amanecer. Definitivamente, la pasamos mejor en casa, porque aunque dice el famoso dicho italiano: “Natale con I tuoi, Capodanno con chi vuoi” – Navidad con los tuyos, año nuevo con quien quieras, decidimos pasarla juntos en familia, porque hacía un frío tremendo y tales fiestas en calle no van bien con una bebé.
El año nuevo en Italia se celebra con quien tú quieras, y muchos reservan mesas en restaurantes que ofrecen el Cenone di Capodanno, que normalmente es un menú súper elaborado con varios platillos, vino y champaña. Habíamos hecho una reservación en un restaurante muy famoso de Florencia, pero decidimos cancelarla para bienestar de la bamba. Mucha gente asiste a bailes de gala aparte de restaurantes, otros con la familia, otros celebrando en las plazas, otros en los clubs y muchos se van de la ciudad a sus villas en la provincia de Toscana o cerca de los lagos.
Finalmente, el 6 de enero es el Día de la Epifanía, que culmina con las festividades navideñas. Esta es otra gran celebración en Italia, se hacen festivales en las ciudades y cena en familia, además de que llega la Befana para entregar regalos a los niños. La Befana es una bruja vieja y arrugada que llega a dejarles regalos a los niños en una escoba mientras que los niños cuelgan sus calcetines para recibirla y dejan un vaso con vino y un plato con bocadillos típicos para la Befana. Cuenta la leyenda, que los tres reyes magos mientras iban camino a Belén para conocer al niño Jesús, pasaron por casa de una viejita que estaba limpiando su casa y barriendo con una escoba. Los tres reyes magos invitaron a la mujer a que los acompañara para conocer al niño Jesús pero ella rehusó y después de que los tres reyes magos se fueron se arrepintió de su decisión. Desde entonces la Befana agarró su escoba y empezó a volar para buscar a los reyes magos y al niño Jesús, pero como nunca los encontró, decidió que era mejor repartir regalos a todos los niños del mundo cada noche del 5 de enero. Esta curiosa leyenda tiene muchas explicaciones según los italianos, pero tal día es mucho más celebrado por los niños de Italia que la misma navidad. Este día lo pasamos en Asís, Italia con recuerdos de la Befana en cada aparador y un festival de niños por la mañana en la plaza principal. Recorrimos sus calles, visitamos los famosos pesebres y visitamos la Basílica de San Francisco de Asís.
A San Francisco de Asís, se le atribuye la creación del primer pesebre en 1223 en Greccio, Italia y gracias a esta influencia, ahora hay pesebres navideños por todo el mundo. Las anécdotas cuentas que ese año, San Francisco invitó a un noble de la ciudad de Greccio a festejar el pesebre de Jesús ya que se acercaba la navidad y estos los hicieron en una loma rodeada de árboles y de cavernas de un terreno del noble. Para asemejar tal evento a lo más real posible, montó un pesebre con animales y heno (mejor conocido como ixtle en México) y pobladores y frailes hicieron una procesión hasta el pesebre.
La culminación de nuestro viaje en Asís fue bellísima, desde la basílica se aprecia el paisaje bellos del valle de Asís y los muchos pueblos cercanos a su alrededor. Entre las nubes, unos rayos de sol se asomaban para despedirnos y no me quedó más que agradecer tal oportunidad de pasar por esta experiencia tan agradable en Italia. Conocimos a mucha gente encantadora, compartimos con amigos en fiestas, fuimos invitados a almorzar a casa de amigos con comida típica hecha en casa, probamos los mejores quesos, la variedad de vinos, y fuimos testigos de los paisajes más bellos de las diferentes regiones del sur y norte de Italia. Lo mejor de todo fue aprender más de esta cultura y saber cómo es que celebran la navidad. En lo personal para mí fue una jornada que me llegó al corazón porque pude remontarme a mi niñez y pude entender cómo es que en mi México querido nuestras celebraciones navideñas tienen tanta influencia de estas tierras por medio del cristianismo.
Mi conexión a los pesebres en Italia fue principalmente por recuerdos de mi niñez del pueblo dónde crecí en Matehuala, SLP: a partir del 12 de diciembre, ayudaba a mi abuela a construir un pesebre en casa con todas las figuras que ya la abuela había coleccionado con los años y además, iba a la plaza del pueblo o al mercado para comprar ixtle, musgo, algunas que otras ovejas, y una figurilla más que adherir a la colección. Luego había que usar la imaginación o copiar algunas ideas de conocidos o vecinos que ya habían montado sus pesebres: espejos para simular el agua, algunos patos sobre los espejos, plástico pintado de azul o plastilina para hacer un río, y mucha tierra del jardín para construir una loma. Montar un pesebre para mí era algo que esperaba con mucha ansiedad todos los años. Hasta ahora en esta ciudad, la gente aún monta sus pesebres e utiliza su imaginación para crear unos pesebres bellos además de exhibir las grandes creaciones de los artesanos mexicanos.
Es curioso, los pesebres en Italia van cambiando en carácter según la región ya que son muy representativos de su cultura y vestimenta. En México pasa lo mismo, las figuras del pesebre llevan vestimenta mexicana, rasgos mexicanos, y en vez de huertos de limoncello, canastas de pan, y bandejas de pescados y sardinas, nuestros pesebres tienen en sus paisajes lo autóctono de nuestro país: nopaleras, chiles, magueyes en miniatura y todo lo representativo de México. Yo de niña pensaba que el niño Jesús era mexicano y que María y José venían de Xochimilco y los pastores llegaban de tierras lejanas, tan lejanas como el istmo zapoteco.
Tanti Auguri a tutti!
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