Si lo acepto, soy una
“nerd” y tengo una fascinación total por los eclipses. Desafortunadamente, por cuestiones de trabajo,
no podemos viajar hasta las ciudades adónde se podrá ver el eclipse total del
21 de agosto, así que observaremos el eclipse parcial desde algún lugar en Houston
esperando que haya cielo despejado (posiblemente en el campus del Centro Espacial Johnson, aprovechando la hora del almuerzo).
Hace unos días,
platicando con un científico de la NASA especialista en ciencias planetarias,
me contó que viajará a ver el eclipse total a las Carolinas, aquí en Estados
Unidos y que ya había planeado este viaje desde hace tiempo. Obviamente, un científico en ciencias
planetarias sabe todo sobre la mecánica de los eclipses, pero lo interesante
para este científico, son los fenómenos que ocurren aquí en la tierra: la temperatura baja (solamente en las
localidades del eclipse total), se pueden ver las estrellas, los animales se van a dormir creyendo que es de
noche y, sobre todo, capturar con fotografía las expresiones de las personas
mientras observan el eclipse.
Para mí, lo
interesante son las anécdotas de estos instantes memorables. Los eclipses son ese tipo de ocasiones
especiales que responden a la pregunta: ¿Qué estabas haciendo ese día del
eclipse?
Mi abuela cuenta que
su madre fue testigo de un eclipse solar total en México. La bisabuela Susana era recién casada y se
había mudado del ejido de Jesús María al ejido de la Puerta de Aguilar en el
municipio de Doctor Arroyo, Nuevo León.
Susanita, como le llamaban cariñosamente, cocinaba calabacitas en la
“lumbre” a la hora de la comida y poco a poco, empezó a oscurecer, hasta parecer que era de noche. Las gallinas
se fueron a dormir encima de los mezquites y los gallos empezaron a cantar,
pues pensaban que ya era de noche. Las
personas que estaban con ella la dejaron ahí sola y toda la gente corrió
asustada hasta la iglesia del ejido. La
bisabuela Susanita se quedó sola cocinando en la oscuridad y la única luz
que iluminaba su alrededor era la “lumbre” en la chimenea de la cocina.
Eclipse solar del 10 de Septiembre de 1923. |
Mi abuela aún no nacía, pero la
bisabuela Susanita le contó esta anécdota años después. La abue no me supo decir el año cuándo ocurrió
el eclipse, pero tengo algunas pistas claves: La hora aproximada, el año aproximado y el lugar. Si era la hora de la
comida, el eclipse ocurrió más o menos entre el medio día y las
tres de la tarde. La otra pista es que la bisabuela era recién casada; la
abuela nació en 1924. Para la locación,
busque las coordenadas del ejido. Así que decidí ir a la página de la NASA que
mantiene un archivo de los eclipses que han ocurrido, hay una calculadora
que indica cuándo ocurrió un eclipse según las fechas aproximadas y las
coordenadas.
¡Encontré la fecha! Al parecer, este eclipse
solar total ocurrió el 10 de septiembre de 1923, aproximadamente a la hora de
la comida. Todo parece coincidir, la abuela aun no nacía (aunque tal vez ya
venía en camino). Seguramente, según las
creencias de la gente, la bisabuela no pudo salir con los demás por su estado y
posiblemente se colgó un hilo o listón rojo en la pansa para evitar
“malformaciones o cosas malas” en el bebé.
NASA GSFC Eclipse Calculator |
Hubo otros eclipses
solares parciales en Matehuala, San Luis Potosí, lugar al que los abuelos se
mudaron años después. Sin embargo, el
que más recuerda la abuela es el del 30 de Mayo de 1984. El padre de mi abuela, el bisabuelo Bernardo,
se sentía muy cansado y en el momento del eclipse, se encontraba sentado sobre
una roca en la esquina de la calle Matamoros y Paseo Ángel Veral, viendo hacia
el famoso crucero del Kilómetro 57. La
casa de los abuelos estaba a la vuelta, en la calle Matamoros #708, frente a lo
que era en aquel entonces El Hotel Dorado (ahora hay un supermercado llamado Soriana).
La abuela estaba lavando ropa en el patio y observo el reflejo del eclipse en un baño
con agua. Cuenta que el sol se veía a la
mitad con forma de media luna. A la abuela se le quedo muy grabada esa ocasión,
pues fue muy notable el gran cansancio del bisabuelo. Días después, al
bisabuelo le diagnosticaron cáncer terminal y paso a mejor vida el 10 de agosto
de 1984.
En esa misma casa
donde crecí en Matehuala, fui testigo de un eclipse parcial el 11 de julio de
1991. Recuerdo que era de mañana y había
mucha expectativa, ya que, en varias partes de México, se observaría
un eclipse total, sobre todo, en la Ciudad de México. La cobertura del eclipse ocurrió en los
noticieros nacionales, así que muchas personas estaban al tanto. Recuerdo que yo escuchaba a la gente asustada
y algunos hablaban de enfermedades, mala suerte y tantas cosas más que alarman
a un niño. Ese día del eclipse salí y vi
muchas medias lunas reflejadas en el pavimento debajo del árbol que estaba
frente a la casa.
Proyecciones del
eclipse solar por medio de un árbol.
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Los eclipses totales
tanto lunares como solares, son eventos extraordinarios, aunque no ocurren con
mucha frecuencia, son predecibles matemáticamente cientos de años en el futuro.
Tanto así, que ya tengo planes para el próximo
eclipse solar, que ocurrirá precisamente aquí en Texas, el 8 de abril del 2024
(bueno, uno propone y la vida dispone). El
eclipse solar total del 2024 pasara por ciudades de Texas como San Antonio, Waco y
Dallas. En México, en ciudades como Mazatlán
y Torreón.
Algunos datos curiosos sobre los eclipses:
1.
Los
eclipses siempre vienen acompañados en pares.
Un eclipse lunar ocurre aproximadamente 2 semanas antes de un eclipse
solar.
2.
Las
retinas de los ojos no son dañadas durante la totalidad del eclipse (cuando el
disco de la luna cubre totalmente al sol).
Ojo, esto es solamente en las localidades donde ocurre el eclipse
total. El 21 de agosto, la totalidad tendrá
una duración aproximada de 2 minutos y 40 segundos.
En todas las demás localidades donde se observará el eclipse parcial, es
importante usar lentes con filtros especiales.
3.
La luna es
400 veces más pequeña que el sol y es 400 veces más cercana a la Tierra que el
sol. Por eso, desde la tierra, el sol y
la luna parecen del mismo tamaño. Cuando
la luna y el sol se alinean perfectamente y la luna se interpone entre la
Tierra y el sol, se produce un eclipse lunar. El disco de la luna tapa al sol durante unos minutos.
4.
La luna se
está alejando de la Tierra 3.8 centímetros cada año.
5.
Se cree que,
durante los eclipses solares, se emiten radiaciones solares peligrosas y las
mujeres embarazadas no pueden salir porque puede causar daños al feto. Esto no es verdad.
6.
Se cree
que si cocinas durante el eclipse, la comida se envenena por las radiaciones
emitidas por el sol. ¡Esto no es
verdad! Es un mito. ¡Mi bisabuela cocinó
calabacitas durante el eclipse solar de 1923 y vivió 109 años!
Dedicado a los bisabuelos Susanita y Bernardo ;-)
Los bisabuelos Bernardo y Susanita, Matehuala, SLP calle Matamoros Frente a la casa de nuestra vecina y amiga Tomasita Briones. |